lunes, 8 de febrero de 2010

Zapatero, la Biblia y la caverna



“No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo pues con él sustenta su vida”.

Han bastado estas palabras limpias de la Biblia, leídas por el presidente del Gobierno en EEUU, para que las voces sucias de la caverna comenzaran a emponzoñar el aire.

Su veneno, sin embargo, no me ha sorprendido pues nada hay más discordante con la caverna que la Biblia. Lamentablemente, desde la izquierda siempre hemos consentido que los cavernarios usurpen el Antiguo y el Nuevo Testamento, tergiversen su mensaje y retuerzan sus enseñanzas sin otro fin que satanizar a sus enemigos y racionalizar pulsiones de inseguridad, codicia y odio.

Por ello, creo que uno de los errores de la izquierda ha sido abandonar la Biblia en manos de la caverna. Esto es lamentable pues nada encaja más armoniosamente con los postulados socialistas que las Escrituras.

Así, no solo el fragmento leído por Zapatero destila política de izquierdas, sino otros muchos como Levítico, capítulo 19 y versículos 33 y 34: “Cuando el extranjero more entre vosotros, en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de entre vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros…porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto”.

Muy al contrario, la caverna, siempre ocupada en “la información puntual y exacta de los mercados”, oculta que la Biblia condena las riquezas, la codicia y el afán de lucro.

Así, ya en el Nuevo Testamento se enseña: “Mirad y guardaos de toda avaricia” (Lucas 12:15), “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre corrompen” (Mateo 6:19), “De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de Dios” (Mateo 19: 23 y 24)

En las antípodas de las cantinelas neoliberales, el apóstol Santiago arremete contra quienes explotan a sus trabajadores: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán…He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no ha sido pagado…” (Santiago 5: 1-6).

Las citas bíblicas son abundantes porque, en realidad, nada hay más contrario a la caverna que las sencillas enseñanzas del Evangelio. En ese sentido, pienso que una de las grandes tragedias de los últimos siglos ha sido la apropiación mendaz de la Biblia por los cavernarios de todos los tiempos.

Ciertamente, la caverna es una fosa séptica en lo moral, un hervidero de rabia, hipocresía y vanidad donde anidan los individuos que, huérfanos de talento, han tenido que recurrir al odio, la tergiversación y la agitación de bajos instintos para promover sus intereses profesionales, políticos, económicos…

…¡Y lo tragicómico es que desde la caverna pretenden dar a los demás lecciones de moral!

En realidad, Jesucristo habría apoyado los movimientos socialistas que combatían la miseria origen de la explotación. Jesús expulsó, a puñetazo limpio, a los mercaderes que habían convertido el templo en una cueva de ladrones.

Y Jesucristo, a día de hoy, habría arremetido contra los especuladores, financieros y cavernarios que emponzoñan la sociedad y amargan la vida de las personas sencillas, sanas y honradas.

Por todo lo anterior, ha sentado muy mal a la caverna que alguien, fuera de ellos, lea la Biblia. No debe extrañarnos.

Artículo de Gustavo Vidal Manzanares

2 Comments:

At 8 feb 2010, 16:33:00, Anonymous Pablo Belmonte said...

No puedo estar más de acuerdo con las palabras de don Gustavo.

 
At 8 feb 2010, 21:42:00, Anonymous Arturo Guzmán said...

Cuando a la derecha le tocan lo suyo se ponen como locos

 

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